Una muy buena amiga decidio visitar Tonga porque en la sala de espera del aeropuerto solo esperaban Tongueses, mientras que las salas de espera de las terminales para ir a otras islas del Pacifico, estaban repletas de blancos rositas con camisas de flores.
Soy un copion y creo que algún dia me matara la curiosidad. Por ambas cosas decidi visitar este pais.
En Tonga a nadie le importa un comino que hagas o dejes de hacer turismo. No estan pendientes del extranjero.
Tonga esta pendiente de Tonga.
Gracias a eso he conocido parte de un país del Pacifico Sur y no “la postal de una isla del Pacifico sur”.
Pero esta actitud como todo en la vida tiene dos vertientes, la buena y la mala.
Tonga me ha mostrado el Pacifico de esas miles de islas que no salen en los Documentales de la BBC, donde sus habitantes solo pueden mirarse a si mismos, ya que aunque el reino del televisor, el ordenador o el móvil impere, lo constante, lo único realmente visible, donde encuentran su reflejo es en la inmensidad del mar que les rodea, que les retiene.
Tonga me ha mostrado lugares tan maravillosos como el de la foto de al lado, pero muy poco conocidos.
Playas realmente hermosas, salvajes, pero impracticables para el visitante. Un orgullo de raza que hace de sus habitantes seres hoscos, pero que se deshacen al mostrar la hospitalidad que caracteriza estas tierras. Una historia imposible de encontrar en otros paises de estas latitudes que usan para ensalzar el pasado, pero que les hace vivir mirando a lo que fueron y no a lo que podrían ser.
He encontrado una sociedad cerrada en sus tradiciones que aunque muestren como propias, vinieron de fuera y les delata demasiado abiertos al poder de la metropoli. Su extremo Cristianismo fue introducido por occidentales hace tres siglos.
Las reuniones para tomar decisiones que se observan en otros pueblos como el Samoano, se han sustituido por homilías. Si, se visten con los pareos de rafia típicos del país, pero unicamente para ir a misa los domingos. Y estan perdiendo un idioma ancestral en pos de un Ingles “Universal”.
Dualidad que caracteriza a los países del Pacifico que estoy conociendo, tambien presente en este país “nunca colonizado”, pero rodeado de la gigantesca ultima gran colonia.
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Sali de Nukualofa, la capital de Tonga en la isla de Tonga tapu, hacia una pequenha isla a tres horas en barco, llamada Eua.
No parecía un sitio para hacer nada en especial, pero quería conocer algo fuera de la isla principal. El ir a Vavai la otra isla importante del archipiélago, suponía, gastar un dineral en un avion o tener que estar una semana en la isla esperando al ferri. Solo hay uno semanal que comunica las dos grandes islas. Elegi esta opción como opción intermedia.
Un apunte. En Vavai entre julio y agosto puedes bucear o hacer esnorkel con ballenas. Aunque no les haga ninguna gracia a los ecologistas debe ser una experiencia impresionante. Y lo siento pero prefiero esto a lo que hacen los Japoneses.
El viaje fue apoteósico. Salimos con marejadilla pero llegamos a mar gruesa o arbolada, no lo se. El cascajo que nos llevaba debía de estar muy acostumbrado. Pero sobre todo la gente. Se descojonaban mientras entraba todo el mar por la borda. Yo cantaba: “Boga, boga cascajito. Boga, boga hastael puertito”. No soy creyente, algo tenia que hacer.
Tengo que mencionar el hotel HIdeaway por que tanto Mati que lleva casi todo el peso, como todos sus companheros me acercaron un poco mas a Tonga. Gente adusta de pocas palabras pero directa, cumplidora y amable. Es un lugar muy agradable.
Otra cosa que me sorprendio es lo habituados que están a los desastres naturales y a volver a reconstruir lo que destruyen los tifones. Tanto en Samoa como aquí, no lo toman en consideración. Te hablan del hecho como algo que ocurre sin mas. Aquí en el hotel se veía la huella. Todo el frontal del terreno del hotel que da a la costa, fue arrasado y quedaban ruinas de edificaciones. Cuando llegue estaban acabando una nuevo mirador.
La isla es netamente agrícola, y es un pinhon, muy pequenha.
La aldea son cuatro calles. Me llamo mucho la atención que tuviera dos bancos y varios chinos, pero sobre todo que no estuviera sobrecargada de iglesias.
Tenia sus iglesias pero un numero, que yo asqueroso ateo, consideraria normal.
Un dia me dedique a todo el sur de la isla con una bicicleta. O algo parecido. Un tendero, cuando me vio con ella me pregunto: “Va a hacer montain bike? Y se rio.
Sin frenos, sin cambios, casi sin manillar, solo dos ruedas y un cuadro. Y menos mal que tenia sillín.
Pero me hizo el apanho. Me llevo a ver un arco natural y una bella playa, además del propio viaje que tuvo su aquel, compartido en varias ocasiones con abueletes que no había dios que les alcanzara. De hecho coincidi con un senhor y repetiendo lo que el hacia consegui llegar de nuevo al hotel. En las cuestas que el se bajaba y andaba yo igual o en el lugar donde se subia de nuevo a la bici, yo también.
Por la tarde me di una vuelta por la playa hasta el pueblo y vi como conseguían sacar la corteza de unas ramas de arbol, para luego tejer las faldas tradicionales que usan en los días especiales.
Despegan la corteza dejando en remojo los palos de madera bajo el agua del mar.
En la noche nos ponían videos de la coronación del rey y después reportajes.
Una noche fue muy curiosa. Pusieron seguidos, varios reportajes de la BBC sobre las islas del pacifico. Era muy curioso ver en televisión esos atolones de aguas turquesas, esas playas de arena blanca casi transparente, ese sol radiante, esas espesuras de selvas verde esmeralda. Todo grabado desde un helicóptero claro.
Los televidentes, la familia completa de Mati, murmuraban extasiados abriendo la boca.
En “nuestra particular isla del pacifico” no había parado de llover en dos días, la selva te absorbia, te deshidrataba cuando caminabas por ella.
Los caminos están llenos de barro, a ciertas horas hay millones de mosquitos, las playas son muy bellas pero no aptas para banharse, casi todas son volcánicas y el suelo es de piedra muy cortante además de estar muy expuestas a la fuerza del mar, y los tifones son los que mandan durante gran parte del anho dejando patente su paso.
Aunque lo que realmente pasaba era que ninguno de nosotros tenia un Helicoptero.
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Me ocurrio como en Samoa, me costo mucho entrar en el pais. El viaje en solitario es lo que tiene.
Además Tonga en principio, es mucho menos acogedor que Samoa.
Aquí se palpa la vida islenha, la calma islenha.
Además es Domingo y nadie se mueve si no es para ir a la iglesia. Desaparece cualquier tipo de actividad. Hasta cierran el espacio aéreo, tampoco hay vuelos. Todos los comercios estan cerrados. Todo se paraliza para rezar.
En ese aspecto son ultracristianos y desde el poder monárquico lo promocionan.
En general Tonga vive en una eterna exaltación de la tradición y Dios.
Tambien es un pueblo muy orgulloso de su pasado, lo tienen verdaderamente presente y constantemente recuerdan no haber sido colonizados por ninguna potencia Occidental y por el contrario, haber sido ellos los colonizadores de Samoa y Fiji hace siglos.
Un ejemplo. Al lado del puerto en la misma ciudad, pude observar como dos pescadores pescaban de forma tradicional.
En el museo Nacional de Fiji en Suwa, había una apartado donde explicaban con fotos anhejas y pasadas por el tiempo, esa forma que estaba viendo en ese momento con mis propios ojos.
Las redes eran hojas de palmera entrelazadas en largas hileras sujetas con maderas haciendo un lazo. Al tener muy poca profundidad la mayoría de estas costas, arrastrando las hojas de palmera se pueden capturar peces.
Otro ejemplo. En días importantes como el domingo, tanto hombres como mujeres, visten sus mejores galas que además son signo de prestigio. Son una especie de falda de corteza o de hojas de palma que ponen encima de los pantalones o de los pareos negros.
Mas ejemplos. Al no depender del turismo no le hacen demasiado caso, no te asaltan o te vuelven loco con ofertas. Te tienes que buscar la vida. Eso si cuando les preguntas son verdaderamente amables.
De carácter hosco, el Tongues vive por y para su comunidad, pero sin olvidarse de la hospitalidad.
Ademas cuando cruzas miradas o saludos en la calle, sientes franqueza y frescura, no recelo ni dobleces.
Es también muy agradable entrar en su tiempo lento y escuchar el domingo al atardecer las plegarias entremezclandose con la caída del sol.
Pocos monumentos puedes contemplar en la ciudad. La residencia de su majestad y la tumba de su padre y alguna iglesia del siglo pasado.
La capital es pequenha aunque tiene todo lo necesario.
Los pocos guiris nos reunimos en dos bares, un café colonial, muy ingles y un pub que esta enfrente, también muy ingles. En ambos te sacan los ojos, “del bolsillo”. Pero son agradables.
El primer dia de viaje me dedique al sur y al este.
Tarde toda la manhana en encontrar unos petroglifos que estaban delante de mis narices, pero que no se me ocurrio que fueran eso. Luego visite una especie de Cronwlech también datado de hace varios miles de anhos y no bien conocida su utilidad.
Comi en una preciosa playa guardada de las visitas inoportunas (no se libro de la mia) por un pequeño cementerio.
Era parte de un lugar privado donde podias banharte dentro de una cueva natural, entre estalactitas y estalacmitas.
Me cole, pero alguien llamo al duenho, después de conversar amablemente, pague el precio estipulado y me encendio la luz del interior para banharme en el agua que gota a gota durante anhos, había llenado las pozas.
El senhor como era domingo no podía trabajar, asi que dejo a cargo del cobro a los hijos. No esta la cosa para tonterías.
Los cementerios en Tonga son también curiosos. Son como los nuestros, juntan los enterramientos en un mismo lugar.
En el caso de las poblaciones cercanas al mar, en la orilla.
Colocan en las tumbas las pertenencias del muerto, por ejemplo las colchas de las camas en unos casos o en el caso del amigo de la foto, sus mas viejas amigas las botellas.
Al dia siguiente me dedique a conocer el otro lado de la isla.
Cuando alquile el coche y les dije que por dos días, pusieron una cara extranha. La verdad que con un vehiculo no es necesario tanto tiempo, pero también de esa forma disfrute de ese tiempo lento islenhho. Llegue hasta la punta mas al norte de la isla, lugar en que una placa conmemora el encuentro entre el capitán Abel Tasman y el rey de Tonga. Lo siento pero es uno de los lugares mas feos del mundo. Quiza en aquella época no.
Conoci de todas formas, un monumento natural del que se sienten orgullosos los Tongueses y no es para menos.
Ya vi este tipo de formaciones en Samoa.
Son acantilados de roca volcánica que por su particular forma y por tener numerosas cavidades, al chocar las olas con ellos provoca geiseres de agua a presión.
Y ciertamente los de aqui son muchísimo mas espectaculares, además de que la forma de terraza del acantilado crea unas piscinas en la parte superior, causadas por el agua que rebosa de las olas, realmente bellas.
Lo mejor es que lo veais en estas fotos y en el video.
El ultimo dia que estuve en Tonga me invite a un espectáculo musical con cena en un lugar junto a una playa preciosa.
Una experiencia curiosa.
El duenho del restaurante era el alma matter. Antes de cenar, nos canto un monton de canciones con su grupo de musica, hizo labores de pastor junto a su rebanho, que eran todos los camareros y cocineros, que luego resultaron ser los bailarines, nos presento a su mujer, dio las gracias al senhor antes de cenar.
Continuó como presentador del show de baile y música tradicional, y al mismo tiempo nos alecciono de lo valientes, fuertes, guapos y generosos que son los ciudadanos de Tonga. Ensalzo la magnificencia de su majestad y siguió alabando al senhor.
Muy completito y la verdad, agradable, bello y verdaderamente interesante.
Aunque parezca que estoy de guasa, no lo siento. Es como ocurrio y ciertamente me parecio atractivo y muy propio del pais.
Y como colofón, anhadir que lo que mas me impresiono tanto en Tonga tapu como en Eua, la siguiente isla donde estuve, es la presencia de Chinos.
Si, de los chinos del barrio igual que en espanha. No se por que aquí se me hacen mas raros, pero se han hecho, al igual que en el mundo entero, con todo el pequeño comercio.
Para los que viajan más con la cabeza que con los pies.