TROTAJUNIO 11

Sí,

Gracias de nuevo.

Este último jueves se animó por sí solo.

Nos centramos en dos mundos tan alejados como dispares.

Y resultó.

 

Estuvimos en

 JERUSALÉN.

Algunos no pudieron venir a contarnos sus experiencias, cosas de ser primerizo en eso de ser PAPA, pero se pudo cubrir su ausencia con creces.

 Varios que anduvimos por allí, dimos nuestra opinión y expusimos los sentimientos que afloraron en esa tierra tan castigada.

FOTOS DE JERUSALEM
FOTOS DE JERUSALEM

LAURA, PACO, JOSE…

Y desde ahí saltamos por encima de un mar
y luego de un océano.
Foto de Salva y Paloma

Y NUEVA YORK

NOS SORPRENDIÓ.

Desde una acera  en Manhattan,  hasta el centro de convenciones de Naciones Unidas,
La compañera de Hector
(siento no recordar su nombre, me dejo torturar la próxima vez)
nos dio una visión muy distinta de la City, y acabamos hablando dela ONU, ella trabaja en esa institución.
Foto de Paloma y Salva

Un recorrido poco usual.que imaginamos.

Además, la pobre tuvo que pelearse con nuestras criticas, al día siguiente de llegar del continente Americano.

Valiente,  muy valiente y con ganas de seguir luchando.

Vuelve a trabajar en unos días.

      ¡Suerte!

Y  Paco, antes de marcharse a trabajar a Siberia, también nos mostró su visión de la gran manzana y nos leyó el  relato de su viaje por Israel.

Espero que algún día nos lo mande para compartirlo con todos vosotros aquí.

!Buen viaje!

Y Salva y Paloma acabaron por contarnos y mostrarnos su viaje a través de Central Park, de Harlem…

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Y después…

 se nos alargó tanto la charla que no hubo tiempo de contar cuentos y por eso os dejo alguno en la sección de TROTACUENTOS y mostramos un reseña aquí.

El beduino enamorado

Un joven beduino, vagando en el desierto, vino a parar cerca de un pozo junto al cual se encontraba para sacar agua una muchacha guapa como la luna llena. El joven beduino se le acercó y le dijo:
— ¡Estoy perdidamente enamorado de ti!
La joven le responde:
— Cerca de la fuente hay otra muchacha tan guapa que yo no soy digna de ser su sierva.
El joven beduino giró enseguida la cabeza y se puso a buscarla: No había nadie.
Entonces la muchacha exclamó:
— ¡Qué hermosa es la sinceridad y qué fea es la mentira! Dices amarme y basta que yo te hable de otra mujer para hacerte girar la cabeza y buscarla desesperadamente.

Ahmed Ibn Mohammed, siglo X

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Nuevamente NAMASTÉ

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