FIJI 2 Archipielago de las Yasawas
Al final del viaje, la última vez que recalé en Fiji pensé que una buena forma de despedirme del Pacífico sería visitando las playas que aparecen en los folletos. Hasta el momento, los países en que había estado tenían maravillosas playas, pero en general muy poco turísticas y solo en algunos podías disfrutar de esas “vacaciones en el mar” que venden como lo “más de lo más”.
Tenía que aprovechar lo que me ofrecía FIJI y conocer lo que muchos occidentales o en su defecto, blanquitos que viven en estas latitudes, Australianos y Neozelandeses, consideran “VACACIONES IDÍLICAS”.
Así que compré el “Bula Pass”, una especie de inter-rail que monopoliza una naviera y agencia de viajes, que tiene la exclusiva de conectar todas las islas del Archipiélago de Yasawa y que consiste en que por un módico precio, (relativamente, se puede hacer más barato pero, ya que iba hacer la “guirilada” la hice completa) tienes un pase en el que puedes subir y bajar de los barcos que conectan los diferentes Ressorts las veces que quieras, durante cinco, siete y quince días, con todos los gastos pagados de acomodación y manutención, siempre que reserves un día antes en la agencia de viajes que tiene sede en todos los hoteles y los barcos que te llevan.
O sea un negocio redondo.
En temporada medía, porque en temporada alta imagino sea imposible, puedes hacerlo por tu cuenta comprando el pase “solo de los viaje en el barco”, aunque insistan y te den miedo de que sino reservas duermes en la playa, y cuando llegues a los hoteles negocias la estancia. Sale por una cuarta parte.
Y bueno la verdad es que no se puede negar que es un lugar paradisiaco.
El archipiélago es muy bonito y tiene unas playas maravillosas.
El único problema es que es una romería y cuando llegas a los hoteles es como Benidorm con el Inserso. Hay actividades por las noches, y excursiones. Todo tipo de excursiones.
Pagas hasta por visitar un pueblo. Aunque esto tiene una explicación.
En el Pacífico para entrar en un pueblo necesitas el beneplácito del jefe, y para esto debes dar un obsequio y es así en todos los pueblos de la Polinesia. Lo malo es que la industria hostelera está usando esta tradición para conseguir píngües beneficios.
Yo tuve un pequeño percance por saltarme a la torera todo este ritual. Menos mal que ya no se practica el canibalismo, sino a lo mejor habría bajado de peso. De todas formas pude hacer estas fotos.
La zona más bonita es lo que llaman “Blue Lagoon”.
Es una zona coralina de poca profundidad, rodeada de las islas de Nacula, Tavewa, Nanuya Lailai y Matacawalevu, donde se encuentran la mayoría de los hoteles.
Es un lugar de película, de hecho aquí se han rodado varias, aunque en lo que respecta al coral, en el archipiélago hay mejores lugares para bucear, con mucha más vida.
En general los hoteles están muy bien organizados, son muy profesionales y lo menos malo es que aunque el monopolio sea de una agencia de viajes y los dueños de los hoteles sean todos Australianos o de similar catadura, los trabajadores son de las islas y por lo menos algo queda, aunque tengan que sudarlo.
Para mi el mejor lugar es la isla de Drawaqa.
En julio y agosto puedes avistar manta rayas, casi en la superficie del agua y los fondos marinos son los mejores que he visto, con muchísima vida.
Y eso que solo buceé con gafas y tuba.
Aquí me despedí del Pacífico. Con sabor agridulce como todos los buenos viajes.
Durante los últimos tres días logré hablar de política, el tiempo y hacer chistes en Español, que se agradece después de mes y pico de mi malísimo anglosajonismo y tomar el sol y bañarme el tiempo suficiente para poder disfrutar de todo.
Soy poco playero aunque no hago ascos a unos días tirado a la bartola y mucho menos en este tipo de “bartola”.
Aconsejable. Como todo, claro.
TROTAJUEVES/TROTACUENTOS 